Padres confundidos: regreso a clases duró solo dos semanas en Ciudad de México 

A menos de un mes del final de año escolar, algunas entidades están abiertas, otras cerradas, y otras vuelven a cerrar. 

<p>The Mexican government encouraged students to return to in-person classes, but most children did not show up. Those who went to school had to follow strict sanitary measures, including wearing face masks. Even so, infections increased in Mexico City, and schools closed again. (SEP, Government of Mexico)</p>

Durante más de quince meses en las escuelas de México no se escucharon las risas de los niños. Y el regreso a clases presenciales en algunas entidades del país fue corto. En la Ciudad de México (CDMX) solo duró dos semanas, del 7 al 18 de junio, luego de que la capital retrocediera de verde a amarillo en el semáforo de riesgo epidemiológico por posibles casos de COVID-19.

“Fue muy apresurado que abrieran las escuelas. Las elecciones que tuvimos hace poco influyeron porque, de la noche a la mañana, [las autoridades gubernamentales] dijeron [que] todo está bien, no hay riesgo. Me pareció que fue un error y una burla”, dijo Elizabeth Vicens, quien es mamá de dos niños.

Algunos papás sí mandaron a sus hijos a la escuela

Marco García decidió llevar a su hija a clases. “El primer día me sentí un poco sola porque no había muchos niños, pero estoy contenta”, dijo Emma, quien es hija de García y tiene 8 años. 

Como marca el protocolo, al llegar a la escuela, Emma y su papá se detuvieron en el filtro de entrada. Una maestra se encargaba de acompañar a la niña mientras le aplicaba gel hidroalcohólico y le tomaba temperatura. En el salón, solo estaban Emma y la maestra. El resto de su grupo, 19 niños más que conforman el tercer grado de primaria, decidió terminar el año educativo en línea. Hoy todos asisten a clases nuevamente de forma virtual.

“No tenía caso regresar; falta poco para que terminen las clases”, dijo Ximena Meza, mamá de dos niñas, una de 10 y otra de 8 años.  El ciclo escolar termina oficialmente el viernes 9 de julio. Pero las elecciones del 6 de junio pueden haber actuado como presión para que el gobierno anunciara el regreso. 

Las escuelas en México reabrieron con pocos alumnos en clases presenciales. Hay mucho espacio entre los escritorios, los cuales se desinfectan de manera periódica. (Luz Carmen Meraz)

Regreso a clases con aulas casi vacías

Cuando las autoridades anunciaron el regreso a clases presenciales, solo el 11.3 por ciento de los planteles reanudaron actividades en la CDMX. Este número representa 1,130 de las 9,726 escuelas públicas y privadas que hay en la capital. 

Atendieron a las clases presenciales alrededor de 80 mil alumnos y 10 mil maestros, pocos si consideramos que la matrícula de estudiantes en la CDMX es de más de 2.8 millones de alumnos de nivel básico, quienes son atendidos por 201 mil 266 docentes.

Delfina Gómez, Secretaria de Educación Pública (SEP), informó que Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chiapas, Coahuila, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Morelos, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz y la Ciudad de México regresaron a clases presenciales. Pero el lunes 21 de junio amaneció nuevamente con las escuelas cerradas

El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un llamado a las familias para que consideren el regreso a las aulas de forma voluntaria, pues ya se vacunó al personal educativo. “Es algo muy importante que va más allá del aprendizaje: tiene que ver con la socialización de niñas y niños con sus maestros; tiene que ver con los afectos, la escuela es el segundo hogar”, dijo el mandatario en su tradicional conferencia de prensa matutina.

En todo el país, solo regresaron 1 millón 631,235 alumnos de 24,406 escuelas de nivel básico hasta superior, cuando se estima que en México hay 36 millones de estudiantes. “Los maestros ya están vacunados, pero los niños, no. Muchos piensan que a los niños ‘les da menos el COVID-19’, pero no sabemos. Se están viendo cada vez síntomas más fuertes y casos más graves en niños”, dijo Meza.

Muchos padres de familia mexicanos prefieren que sus hijos acaben el año escolar, que termina en julio, en línea. (Thomas Park/Unsplash)

“Tenemos que adaptarnos como sociedad”

Arizbeth Cruz también decidió mandar a sus hijos a la escuela. Ellos viven en el Estado de México, por lo que la suspensión de clases en la CDMX no los afectó: “Platiqué con mis hijos y mi esposo y tomamos la decisión en conjunto. Nosotros ya estamos trabajando de forma presencial y ellos querían volver. Me pareció importante porque es parte del proceso de adaptación al medio y a la necesidad de acostumbrarnos a vivir con un virus y con la pandemia”.

Antes de regresar, Cruz fue a ver las condiciones de la escuela. Las autoridades escolares pidieron a los papás materiales de limpieza, y una semana antes, sanitizaron todos los espacios. “Solo van tres días a la semana y por horarios cortos, de 8 a 12 del día. Tampoco van todos los maestros, y en realidad fue poca población la que regresó. Dice mi hija que han ido como 30 alumnos en toda la escuela, y solo cinco en su salón”. 

Daniela Baltasar, hija de Cruz, relata cómo se sintió al regresar a la secundaria. “La verdad me sentí rara de no ver a todos mis compañeros, pero bien, estoy muy feliz de regresar. Yo no tenía miedo al virus, al contrario, tenía muchas ganas de volver. En casa me sentía aburrida; era muy estresante que estuviéramos todo el día encerrados y no salir como antes lo hacíamos”, dijo la adolescente.

Cruz añade: “Durante la pandemia yo noté que mis hijos estaban emocionalmente muy estresados y con mucha ansiedad por salir. En realidad no le tienen miedo al virus. Soy enfermera y siempre traté de platicar con ellos sobre los síntomas y las novedades respecto a la enfermedad y las vacunas. Creo que eso les ha ayudado a que tengan la autoestima arriba y la confianza de que saben cómo prevenirlo”. 

El estado emocional

Sandra Schaffer, la directora del Centro Psicoaprende y de la Fundación Neurociencias para el Desarrollo Integral del Individuo, asegura que más allá de las medidas higiénicas (que son muy importantes), debemos hacer un análisis del nivel emocional, social y académico que tienen los niños después de un año sin ir a clases presenciales. 

“En todo este tiempo los niños han tenido vivencias diferentes. Algunos han estado más en contacto con la familia; han tenido menos presión académica. Otros, por el contrario, fueron presionados por los padres para alcanzar ciertas expectativas. Por desgracia, muchos han pasado situaciones difíciles, algunos hasta violencia. El mayor reto ahora es motivarlos y validar sus sentimientos”.

De acuerdo con la experta, era importante que los niños regresaran a la escuela. 

“Vamos a encontrar focos rojos que tienen que ver con la parte emocional y social. A los niños les preocupa el reencuentro con sus compañeros. La mayoría no ha tenido convivencia en todo este año. Algunos me han preguntado si pueden prestar los instrumentos de trabajo o no, si se pueden contagiar, si pueden compartir el ‘lunch’ [el almuerzo], si trabajarán en equipo. Hay muchas cosas que les inquieta y lo más importante es tener siempre una comunicación asertiva con ellos”.

El gobierno pide a los padres de familia y alumnos ‘sanar juntos’. “Creo que tomé una buena decisión al mandar a mis hijos a la escuela porque como sociedad necesitamos dar ese paso”, dijo Arizbeth Cruz, una madre de familia. (SEP, Gobierno de México)

La mayoría de los padres no quería volver

Pero, a días de que las autoridades convocaran al regreso a clases presenciales bajo la estrategia de las “tres V” (vacunación a personal educativo, semáforo verde y regreso voluntario), la mayoría de los padres no mandaron a sus hijos a la escuela, y muchos consideraban que había riesgo. 

Una encuesta de la Unión Nacional de Padres de Familia reveló que el 69.3 por ciento de los papás preferían que el ciclo escolar 2020–2021 terminara en línea. Y así lo decidieron las autoridades escolares de al menos en 13 estados: Chihuahua, Oaxaca, Baja California Sur, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tabasco, Tlaxcala y Yucatán. 

En los estados que regresaron la afluencia de estudiantes fue baja. 

En el Estado de México, por ejemplo, solo 250 mil alumnos volvieron a los salones, a pesar de ser una entidad con más 4.5 millones de estudiantes. 

La preocupación por contagiarse de COVID-19 detuvo a la mayoría de familias. 

‘Todos nos cuidamos’ se lee en una pancarta en el patio de una escuela mexicana. Las autoridades convocaron al regreso a clases presenciales bajo la estrategia de las “tres V” (vacunación a personal educativo, semáforo verde y regreso voluntario), pero la mayoría de los padres no mandaron a sus hijos a la escuela, y muchos consideraban que había riesgo. Finalmente, las escuelas de la CDMX tuvieron que cerrar de nuevo. (Luz Carmen Meraz)

Cuando los casos de COVID-19 repuntaron en la CDMX, las escuelas volvieron a cerrar, tal como lo marca el protocolo.

Aunque la posible detección de casos sospechosos de COVID-19 es algo que las autoridades escolares tenían contemplado, muchos padres de familia consideran que era mejor esperar. Sin embargo, desde hace meses, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomendó a México abrir los planteles para evitar que siga creciendo la deserción escolar, la cual se ha disparado debido al encierro.

Se calcula que alrededor de cinco millones de alumnos no se inscribieron al siguiente ciclo escolar. “Las escuelas debieron ser las últimas en cerrar y las primeras en abrir, pero en México se optó por lo contrario”, dijo Christian Skoog, representante del organismo en el país, durante el foro Niñez y adolescencia en México, organizado por el Colegio de México (Colmex) en abril de 2021. 

“Creo que tomé una buena decisión al mandar a mis hijos a la escuela porque como sociedad necesitamos dar ese paso. Ya tenemos que acostumbrarnos a salir, claro, con todas las medidas preventivas — sanitización, cubrebocas, gel, caretas —, pero es necesario. Creo que es un poco de adaptación ya como población”, dijo Cruz. 

Sin embargo, los nuevos casos de COVID-19, muchos de ellos entre jóvenes, obligaron al gobierno a volver a cerrar todos los planteles. 

(Editado por Melanie Slone y Gabriela Alejandra Olmos)