Mientras los estudiantes se preparan para regresar al campus, las universidades posponen la obligatoriedad de vacunas de COVID-19

Las universidades intentan conciliar la seguridad de los estudiantes con las leyes de consentimiento informado que impiden implementar el requisito de vacunación antes de la aprobación de la FDA.

<p><strong>Una asistente médico administra la vacuna Pfizer a una estudiante de la Universidad de Nevada, en Las Vegas el 12 de enero (Ethan Miller / Getty Images).</strong></p>

Dos de los sistemas universitarios públicos más grandes de Estados Unidos no exigirán que los estudiantes que regresen a los campus para el semestre de otoño estén vacunados contra el COVID-19 hasta que la Food and Drug Administration (FDA) apruebe las vacunas más allá de la etapa de “emergencia”.

Los sistemas de la California State University (CSU) y  la State University of New York (SUNY) han anunciado que sus directivas con respecto a la vacunación estarán pendientes hasta que la FDA finalmente otorgue la aprobación total a cualquiera de las tres vacunas COVID-19 que actualmente están autorizadas bajo las reglas menos rigurosas de uso de emergencia.

Las decisiones impactarán a más de 800 mil estudiantes. 

Las vacunas Pfizer y Moderna de ARNm (ARN mensajero) fueron autorizadas para uso de emergencia en diciembre. Luego Pfizer anunció en mayo que había iniciado el proceso de aprobación total mediante una “revisión prioritaria”, y Moderna hizo lo mismo un mes después. Una revisión prioritaria debe tomar seis meses, cuatro menos que una revisión estándar, según la FDA.

El 1 de junio, Moderna siguió a Pfizer y se convirtió en la segunda compañía farmacéutica en solicitar a la FDA la aprobación total de la vacuna para adultos mayores de 18 años.

Ello significaría que los sistemas de las CSU y SUNY no implementarán directivas hasta noviembre. 

Pese a ello, ambos sistemas alientan a sus estudiantes y empleados a vacunarse antes de que empiece el semestre de otoño, si es que les es posible. Las dos directivas pendientes, cuando se implementen, permitirán exenciones por razones religiosas o médicas. 

El rector de SUNY, Jim Malatras, publicó la semana pasada un artículo de opinión en “USA Today” pidiendo a sus estudiantes que se vacunen para permitir el “regreso a la normalidad” en los campus desde el otoño. 

“Este es mi llamado a los estudiantes, así como a los profesores y al personal: no esperen hasta que la directiva estatal se haga oficial para tomar la decisión”, dijo Malatras. “Recuperen el control ahora. No se queden en el limbo a mediados del verano, sin estar seguros de cómo será su semestre de otoño”.

El rector de CSU, Joseph Castro, hizo una petición similar.

“La vigilancia continua mitigará aún más la propagación de la enfermedad”, dijo Castro en un comunicado el 22 de abril. “Continuaremos animando a todos los miembros de nuestras respectivas comunidades universitarias para que reciban la vacuna contra el COVID-19 tan pronto como esté disponible”.

Un miembro del equipo de futbol de la Universidad de Washington recibe una vacuna en el campus en Seattle el 18 de mayo (David Ryder/Getty Images). 

Los detalles y la redacción de las directivas también están en negociación con los consejos estudiantiles y los sindicatos de empleados en ambos sistemas universitarios. Los dos tienen la intención de publicar sus políticas antes de la aprobación total de la FDA para que puedan tener vigencia inmediata una vez que la FDA otorgue la aprobación.

Conforme la redacción actual, la directiva de SUNY no exigirá que se vacunen los empleados. La de la CSU, por el contrario, sí lo hará.

Para explicar la demora de la directiva, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ha dicho que los sistemas de universidades públicas no pueden exigir legalmente vacunas que solo han sido aprobadas para uso de emergencia. Al respecto, Cuomo ha citado un estatuto del Código de Estados Unidos que dice que debe informarse a las personas a quienes se les administra un producto médico aprobado únicamente para uso de emergencia que tienen la opción de rechazarlo.

David DiPietro, miembro republicano de la Asamblea Estatal de Nueva York, promovió un proyecto de ley en abril que prohibiría las vacunas COVID-19 obligatorias y promulgaría una “declaración de derechos de las vacunas”. El proyecto de ley ha sido remitido al Comité de Salud de la asamblea. 

La portavoz de SUNY, Holly Liapis, dijo que las manos del sistema están atadas.

Como entidad pública, explicó, las universidades de SUNY deben seguir las pautas estatales con respecto a las directivas de vacunas. Mike Uhlenkamp, portavoz de la rectoría de la CSU, solo dijo que la directiva de la CSU con respecto a la vacuna dependía enteramente de la aprobación completa de la FDA.

El retraso de la directiva ha suscitado distintas reacciones por parte de los estudiantes y los padres de familia.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, habla con estudiantes de la Universidad Comunitaria del condado de Suffolk, en Brentwood, Nueva York, después de haberse vacunado, el 12 de abril. Cuomo sostuvo una conferencia de prensa en la que anunció que el estado enviaba vacunas a las universidades de todo Nueva York para alentar a los estudiantes a vacunarse antes de que regresaran a sus hogares en verano (Michael M. Santiago/Getty Images). 

Andrea Santana, una trabajadora social de salud cuya hija será estudiante de nuevo ingreso en la California Polytechnic State University, le dijo a Zenger que para ella estaba claro el valor de la vacunación masiva. 

“Yo siento que la vacuna está ayudando y funcionando”, dijo Santana. “Lo veo de primera mano en el número de personas hospitalizadas que están vacunadas contra las que no lo están”.

Aun así, los estudiantes dicen comprender la necesidad de esperar la aprobación completa antes de obligar a sus compañeros a recibir una inyección para continuar sus estudios. 

“Me inclino a que esperar seis meses es necesario”, dijo Jing Tan, estudiante de tercer año de la Universidad de Stony Brook en Nueva York, “pero la aprobación pierde un poco de sentido a partir de septiembre”.

Tan le dijo a Zenger que ella todavía tiene la esperanza de que se acelere la revisión prioritaria de la FDA, para que su escuela pueda exigir que todos los estudiantes se vacunen antes de que empiece el nuevo semestre. 

Sin embargo, agregó Tan, esto no es algo que preocupe mucho a aquellos que ya recibieron la inyección. 

“Me siento lo suficientemente segura para regresar al campus porque yo ya me vacuné”.

Tres estudiantes de universidad en Chico han presentado una demanda contra el sistema CSU y contra ocho instancias federales y estatales más para bloquear el mandato. Los tres estudiantes, quienes se contagiaron y sobrevivieron al COVID-19, argumentan que no existe evidencia para demostrar que la vacuna es segura para aquellos que ya han contraído el virus, de acuerdo con el expediente de su caso. 

El abogado que los representa no respondió a la solicitud de comentarios. 

Estudiantes de la Boston University pasan junto a un anuncio contra el coronavirus en el campus (Tiffany Wang/Zenger). 

De acuerdo con el “Chronicle of Higher Education”, alrededor de 572 universidades en todo Estados Unidos planean solicitar a los estudiantes o empleados que se vacunen, incluidas las escuelas que esperan la aprobación de la FDA para implementar sus directivas. Las universidades que ya las han anunciado se han unido al COVID-19 College Vaccine Challenge de la Casa Blanca, en el cual las escuelas se han comprometido a organizar y educar a sus comunidades acerca del acceso a la vacuna y a proveer el acceso a su aplicación. 

La tasa de vacunación entre adultos de 18 a 34 años en Estados Unidos ha disminuido, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. De todas las categorías de edad, los adultos en edad universitaria (18 a 24 años) son los menos propensos a reportar haber recibido la vacuna COVID-19. También son más propensos a reportar estar inseguros ante la decisión de vacunarse. 

Uhlenkamp, de CSU, dijo que las estadísticas sobre las tasas de vacunación de adultos en edad universitaria no afectaron la decisión del sistema universitario de mantener pendiente su directiva con respecto a la vacuna en espera de la aprobación total de la FDA.

Uhlenkamp señaló que 14 de los 23 campus de la CSU sirven como centros de vacunación y que las tasas generales de vacunación en California han aumentado constantemente.

“Simplemente significa que debemos ser más comunicativos con respecto a la vacuna”, dijo. “Vamos a seguir comunicándonos con nuestras comunidades sobre la importancia de vacunarse”.

(Editado por Yerem Mújica y Gabriela Alejandra Olmos)