Tecnología única empleada en la reforestación después de colapso de represa en Brasil

Algunas partes desconfían del trabajo innovador realizado mediante colaboración entre una minera y una universidad.

<p>Trabajadores deben trepar a las corolas de los árboles para rescatar su ADN y replicarlo en el laboratorio. (Cortesía de Vale). </p>

BETIM, Brasil — La devastación socioeconómica y ambiental causada por la falla de la represa de hierro, propiedad de la empresa minera Vale, en Brumadinho, Brasil, aún es visible hoy, más de dos años después de la tragedia.

Con 259 muertes ya confirmadas, el cuerpo de bomberos aún busca en el área a 11 víctimas más que todavía no han sido encontradas.

Los más de 11,700 metros cúbicos de relaves de mineral, o desechos mineros en forma de lodo, se llevaron todo a su paso y destruyeron bosques, ríos y comunidades.

Hoy, Vale enfrenta varios retos, tales como la reforestación para restaurar la flora nativa. Para ello, científicos de la Universidad Federal de Viçosa (UFV) han comenzado a implementar una tecnología innovadora. Sin embargo, no todo mundo está de acuerdo con su uso.

Para llevar a cabo este proceso, los científicos visitan el sitio y recolectan la corola de un árbol para rescatar su ADN y luego, en el laboratorio, hacen un clon. Con esta copia, cultivan brotes de floración temprana que se pueden replantar. Las copas de los árboles que pronto morirán se convierten en el comienzo de un árbol vivo completamente nuevo. Mediante este procedimiento, los científicos reducen el tiempo de floración de los brotes de ocho años a entre seis y doce meses. Cada brote clonado se coloca junto a una planta tradicional para garantizar la biodiversidad de la región.

El científico y profesor de la Universidad Federal de Viçosa, Glêison Dos Santos, le dijo a Zenger que recolectar el ADN, hacer una copia, acelerar la floración y luego plantar el producto con base en un protocolo final patentado tomó dos años y medio a partir del momento en el que tuvo la idea de este proyecto. También contactó a otras personas para que le ayudaran a implementar esta tecnología.

Geógrafo de Adeas, Thomas Parrilli, en Brumadinho, Brasil. (Vladimir Macedo, cortesía de Aedas).

“Cuando la presa se rompió, toneladas de lodo se desplazaron y dañaron árboles en peligro de extinción como jequibatás, jacarandas e ipês (árbol de trompeta rosa). Estos árboles se morirán con el tiempo, se están muriendo por el daño físico”, dijo Dos Santos, quien agregó que el ADN fue recolectado de estas especies antes de que murieran y se perdiera su información genética. “Ahora, tengo el ADN de esos árboles que morirán. No vamos a perderlos. Incluso puedo hacer muchas copias de ellos”, dijo Dos Santos a Zenger. 

Dos Santos también explicó que utiliza una serie de hormonas para crear una floración temprana, y destacó la importancia de la asociación entre la UFV y Vale. “La investigación en universidades brasileñas a menudo se utiliza solamente dentro de la universidad, por lo que no genera una retribución a la sociedad. Esta asociación nos permite llevar el proyecto a la práctica y funciona muy bien”, dijo, y añadió que la sinergia entre la empresa y la universidad creará innovaciones para el crecimiento del país. 

Un árbol lleva a cabo su máxima función en la naturaleza cuando está en su etapa de floración, esto es, produce flores, frutos y semillas que servirán como comida para insectos y otros animales del área. Al llevar a la región un árbol que ya está en floración, Dos Santos dice que la restauración ambiental se acelera más de diez veces. 

Para emplear esta nueva tecnología, el sitio de plantación debe estar libre de relaves de mineral. El ingeniero forestal que trabaja como analista ambiental en Vale, Raúl Firmino, le dijo a Zenger que el trabajo de limpieza podría tardar cerca de un mes, dependiendo de la cantidad de relaves mineros que haya en cada localidad. Pero antes, Vale debe trabajar conjuntamente con el departamento de bomberos que opera en la región porque son los bomberos quienes liberan las subregiones donde se concluyó la búsqueda de los restos de las víctimas.  

Raúl Firmino planta un brote de árbol con ADN clonado, en Brumadinho, Brasil. (Bruno Henriques Corrêa/Flama Filmes/Cortesía de Vale).

“Hablamos de cerca de 293 hectáreas (724 acres) de recuperación durante años, la cual es lenta, desde un punto de vista ambiental. Cuando propusimos el trabajo con la UFV, ofrecimos un proceso de selección de aquellos árboles que estuvieran en peligro de extinción y protegidos por la ley. Entendemos que el rescate del ADN y la inducción de floración temprana también nos permiten anticipar el regreso de la fauna”, dijo Firmino. 

La regeneración es posible gracias a polinizadores como abejas y aves. Estos polinizadores traen otras especies que no estaban antes, y la tarea de Firmino se hace más efectiva. “En lo que se refiere a recuperación, cuando hablamos del retorno de la diversidad, podemos anticipar esta escala de tiempo”, dijo.  

Tanto Dos Santos como Firmino dicen que están negociando un contrato para utilizar esta nueva tecnología con otras 30 especies de árboles, las cuales pueden usarse en la mata atlántica y en la sabana El Cerrado. Dos Santos dice que este nuevo método de reforestación puede usarse globalmente, ya sea en accidentes como el de Brumadinho o en desastres naturales como los incendios o huracanes que destruyen los bosques. 

Firmino también piensa que su nueva tecnología demuestra una vez más qué tan fuerte es la naturaleza en su recuperación y cómo los humanos pueden acelerarla. 

Malestar comunitario

De acuerdo con los procedimientos legales, los residentes de las ciudades afectadas por el colapso de la represa votaron sobre el asesoramiento técnico. En Brumadinho, la Asociación Estatal de Defensa Ambiental y Social de Minas Gerais (Adeas) fue elegida para supervisar este procedimiento. 

“Creemos que, en esta disputa, son necesarios defensores independientes que sean capaces de contribuir en la valoración de los daños desde la perspectiva de los afectados, sin la parcialidad de Vale, porque la empresa tiene intereses en esta identificación de daños; después de todo, es parte del proceso”, dijo Ísis Táboas, coordinadora institucional de Aedas en Brumadinho. 

Táboas le dijo a Zenger que también se ha hecho trabajo para promover la participación informada de las personas afectadas por el colapso de la represa, lo cual ayudará a 39 mil ciudadanos a comprender lo que está ocurriendo en el plano judicial. 

Thomas Parrilli, un geógrafo de Adeas Brumadinho, quien actualmente estudia un posgrado en planeación ambiental, se siente escéptico respecto a esta nueva tecnología desarrollada por Vale en colaboración con la universidad. Él cree que es necesario saber más sobre las consecuencias de ponerla en práctica. 

En lo que respecta a los trabajos de restauración, Adeas exige mayor participación popular en las decisiones de Vale. “La población no tuvo acceso a esta colaboración entre Vale y la UFV, y es vital porque la gente de Brumadinho y los que viven en las riberas del río Paraopeba tienen poca información sobre lo que Vale ha desarrollado. En este caso, me parece que como la tecnología en cuestión no tiene precedentes, debe usarse y aplicarse con moderación”, dijo Parrilli.

Thomas Parrilli se siente escéptico respecto a la nueva tecnología. (Valmir Macedo, cortesía de Aedas). 

“La recuperación debe hacerse, y se requieren los más altos estándares [para el ecosistema] perdido por el colapso de la represa, pero esto tiene que hacerse con la metodología adecuada. Esta iniciativa de la UFV podría ser la correcta; sin embargo, en este asunto de la regeneración en una décima parte del tiempo puede haber daños o consecuencias que desconocemos”, dijo.  

Parrilli añadió que el desempeño de Vales en el proceso de recuperación de los daños causados por la empresa ha estado rodeado de misterios y de sorpresas, lo cual, dice, genera inseguridades en las comunidades. También señaló que ellos no tuvieron acceso al estudio de Vale para la recuperación ambiental sino hasta después de dos años de que colapsó la represa, e incluso entonces, solamente tuvieron acceso a la primera versión del documento. 

(Editado por Yerem Mújica y Gabriela Alejandra Olmos)