Perú enfrenta dos modelos opuestos en las elecciones presidenciales más polarizadas de su historia

Pedro Castillo, dirigente sindical izquierdista, aventaja en las encuestas a Keiko Fujimori, hija de un autoritario de derecha.

<p>Peru Libre's candidate, Pedro Castillo, speaks at a rally on May 22, 2021, in Lima, Peru. (Raul Sifuentes/Getty Images)</p>

CARACAS, Venezuela — En la primera vuelta electoral en Perú, ningún candidato llegaba al 15 por ciento en las encuestas. Tras una crisis política sin precedentes, el casi desconocido Pedro Castillo (nacido en Tacabamba, 1969) obtuvo el primer lugar con el partido Perú Libre, de ideología abiertamente marxista. 

La derecha, tanto peruana como latinoamericana, se alarmó. Pero la alternativa a Castillo tampoco despierta mucho entusiasmo.

Keiko Fujimori (nacida en Lima, 1975) es la hija de Alberto Fujimori, quien gobernó Perú en la década de 1990, y a quien muchos consideran un dictador. Esta es la tercera candidatura presidencial seguida de Keiko Fujimori, tras intentarlo en 2011 y 2016.

Desde 2016, Perú tuvo cuatro presidentes y eligió dos congresos. La crisis logró erosionar casi todos los liderazgos políticos del país, pero Keiko Fujimori supo mantenerse firme y alcanzar el balotaje.

“Durante los primeros meses de la primera vuelta, ella mantuvo un perfil mucho más bajo que otros candidatos de derecha, como López Aliaga o Hernando de Soto, y por eso quizás ella pasó desapercibida”, dijo Macarena Costa Checa, politóloga peruana. 

La candidata presidencial en Perú, Keiko Fujimori, saluda a la gente durante un evento en el Parque Industrial de Villa El Salvador en Lima, Perú, el 29 de abril de 2021. (Raul Sifuentes/Getty Images)

Además de ser la heredera política de Alberto Fujimori, quien ha sido condenado por crímenes de Estado y peculado, su hija Keiko ha estado presa por cargos de lavado de dinero y fue vinculada a Odebrecht, la constructora brasileña que incurrió en prácticas de corrupción por más de 30 años.

“Se sumaron algunos factores para llevarnos a donde estamos. En primer lugar, hubo varios candidatos de derecha. Y ninguno de esos logró convertirse en el [principal] candidato de derecha. […] Por el contrario, el voto se fragmentó en mini candidatos, generando un contexto en el que el voto duro de Keiko Fujimori, que terminó siendo alrededor de 13 por ciento, le fue suficiente para lograr que pase a la segunda vuelta”, agregó Costa Checa.

Dentro de ese reparto de candidatos, Castillo logró una inusitada victoria, pues su popularidad creció inesperadamente en la última semana. Su surgimiento parece representar una respuesta para quienes buscan un giro en lo económico, pero no en lo social. 

“Frente a un político de larga trayectoria como Yonhy Lescano y una política progresista como Verónika Mendoza, Pedro Castillo logró conectar a finales de la primera vuelta con una parte del electorado que rechaza a los políticos ‘tradicionales’ y que se inclina por políticas de izquierda en lo económico, pero es muy conservadora en lo social, opuesta a propuestas como la legalización del aborto y el matrimonio igualitario,” dijo Ale Costa, curadora de Economía del Comité de Lectura.

“Su lema de ‘No más pobres en un país rico’ es un mensaje potente para los peruanos que sienten que no se han beneficiado de los buenos resultados de la economía peruana y culpan de esto al modelo, cuando hay otras aristas como la eficiencia del gasto público y la alta informalidad, que son problemas que se deben solucionar y no requieren un cambio constitucional,” agregó.

La postura de Castillo en lo económico, vista por algunos como radical, logró que se construyeran apoyos inesperados en el bando de Fujimori. El más simbólico ha sido el de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura y excandidato presidencial en 1990. En esas elecciones, Vargas Llosa perdió contra Alberto Fujimori y, tras ese resultado, Perú vivió una década de gobierno autoritario.

El expresidente Alberto Fujimori se ha ligado a varios escándalos y cargos legales. Ahora, su hija Keiko se postula para la presidencia. (Public Domain)

“Hay todavía mucha reticencia al voto por Keiko Fujimori; yo los comprendo. Sin embargo, en estas elecciones voy a votar y voy a pedir a mis compatriotas que voten por ella”, dijo el novelista en Arequipa, la segunda ciudad más poblada del Perú, en un acto al que asistió la candidata. 

“Se percibe que hay dos males que han llegado a la segunda vuelta, y los actores más influyentes terminan apoyando a uno u otro candidato”, dijo el politólogo Mauricio Zavaleta, quien recuerda que en campañas anteriores ha sido el opositor a Keiko Fujimori quien ha recibido estos apoyos.

“En esta ocasión ha sido al revés. Muchos de los agentes han apostado por Keiko Fujimori, incluso Mario Vargas Llosa, quien ha sido un férreo opositor al fujimorismo por más de 30 años” dijo Zavaleta, quien considera que la candidata no se ha visto beneficiada por estos apoyos. “Los electores lo que hemos visto es un apuro por apoyar esta candidatura justamente por el rechazo que generan, en particular en las élites, las propuestas de Pedro Castillo”, dijo. 

En contraste, Castillo se ha querido separar de figuras como la de Nicolás Maduro, a quien pidió públicamente que no intervenga en los asuntos de Perú. 

“Él ha buscado desligarse, pero su gran problema es que sigue emparentado con Vladimir Cerrón [exgobernador de Junín y fundador del partido Perú Libre], quien además de estar condenado por corrupción es un admirador de los autoritarismos en otras partes de la región, particularmente en el caso de Venezuela”, dijo Zavaleta, al agregar que la vinculación de Castillo con Cerrón “hace poco creíbles sus compromisos para una gran parte del electorado”.

Desde ambas posturas hay miedo por lo que significa el otro candidato. 

Ciudadanos protestan en Lima tras la asunción presidencial de Manuel Merino en noviembre de 2020. (Alvaro Palacios/Unsplash)

De cualquier modo, Perú no está en una situación que le permita implementar grandes cambios macroeconómicos en el corto plazo.

“Quien tome las riendas del país durante los próximos cinco años tendrá el reto de enfrentar, por un lado, las altas demandas de la población, que se traducirían en mayor gasto público y, por otro, que los ahorros fiscales se han casi extinguido luego de la pandemia”, dijo Costa, quien señala que los niveles de deuda sobre el PIB del Perú se encuentran en un nivel relativamente bajo comparado con otros países de la región, pero con una presión tributaria de cerca de 13 por ciento, que no da mucho espacio para tomar deuda.

“Pero tal vez el principal reto será promover la creación de empleo formal y de calidad, de modo que más peruanos puedan generar ingresos suficientes para cubrir los gastos de su familia y revertir el que quizás es el más dramático legado de la pandemia: que la pobreza monetaria se haya disparado a más de 30 por ciento en 2020”, dijo Costa.

La segunda vuelta presidencial tendrá lugar el domingo 6 de junio. Perú es el quinto país más poblado de América Latina, con 32 millones de habitantes, de los cuales 25 millones están habilitados para votar.

Independientemente del ganador, el gran triunfo para Perú sería lograr una estabilidad política en la cual su nuevo presidente pueda finalizar su mandato en 2026.

(Editado por Melanie Slone y Gabriela Alejandra Olmos)