Protestas en Colombia dejan un saldo de 24 muertos y 914 heridos

Nueve días consecutivos de manifestaciones; respuesta del gobierno de Iván Duque es insatisfactoria para la sociedad colombiana. 

<p>Colombia vive un momento de tensión y protestas en las calles. (Flavia Carpio/Unsplash)</p>

En Colombia, el presidente Iván Duque ya enfrentaba uno de sus peores momentos de popularidad antes de proponer una reforma tributaria. Las manifestaciones en contra de esta medida se vieron envueltas en violencia y, después de dos docenas de muertos en protestas, el descontento y la represión policial continúan empeorando.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la economía de Colombia cayó un 6,8 % en 2020 a raíz de los confinamientos y cierres de la actividad productiva ocasionados por la pandemia.

En este contexto, el gobierno de Iván Duque, a quien un amplio sector de la población considera como un protegido del expresidente Álvaro Uribe (2002–2010), impulsó diversos cambios que, de llevarse adelante, habrían golpeado a la clase media colombiana, según manifestantes. 

“El mecanismo, a mi juicio, fue equivocado porque era una reforma regresiva típica de un gobierno conservador, como el de Duque, y de un ministro superconservador como [Alberto] Carrasquilla”, dijo Felipe Botero, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Arizona y máster en Ciencias Sociales de la Universidad de Chicago. “Era una reforma que le cobraba a la clase media el gasto de la pandemia y dejaba intactos a los sectores más ricos de la población”. 

“Ahora que ya se avecinan las elecciones presidenciales, se puede también asumir que estas movilizaciones populares son el preámbulo de la campaña presidencial que desembocará en agosto del próximo año con un nuevo presidente”, dijo Vicente Torrijos, profesor de Ciencia Política, quien considera que hay que ver todo lo que está sucediendo en función del poder político.

“Duque desarrolló una metodología inadecuada. El ministro y sus asesores crearon un texto y prácticamente lo impusieron de manera autoritaria y sin ningún tipo de consenso”, complementó Torrijos.

El clima social y político, incluso antes de la propuesta, no se prestaba para una medida fiscal tan fuerte. “De entrada había un clima de descontento y de desigualdad muy grande. La pandemia acrecentó muchísimo la pobreza y había una sensación de rezago sumada a un año de pandemia y lo que eso genera en términos económicos y sociales”, dijo Juanita Vélez, periodista e investigadora colombiana.

Esta no es la primera vez que Duque se enfrenta a protestas, o que jóvenes mueren a manos de la policía. “Veníamos de un contexto de dos marchas, el 21 de noviembre de 2019 y el 9 de septiembre de 2020. En ambas veníamos con temas de abuso policial fuerte: en las del 21 murió Dilan Cruz y las del 9 de septiembre fueron a raíz de la muerte de Javier Ordóñez”, dijo Vélez. Para ella, la propuesta de la reforma tributaria se convirtió en el detonante para un descontento más grande.

Tras la insistencia de Duque en llevar a cabo la reforma a pesar del rechazo casi unánime de las fuerzas políticas del país, se convocó a un paro nacional para el 28 de abril, acompañado de protestas y movilizaciones en las principales ciudades del país. Ese mismo día, el gobierno ordenó el despliegue de la Fuerza Pública —compuesta por las fuerzas militares y la policía nacional—  y decretó toques de queda en varias ciudades del país. Esa noche, en Bogotá y Cali, fallecieron las primeras víctimas.

“En las marchas del 21 de noviembre hubo temas de ESMAD [Escuadrón Móvil Antidisturbios] y de abusos de Fuerza Pública. El 9 de septiembre tuvimos 13 muertos a manos de la policía y en las de ahora van 24. Entonces lo que uno ve es un escalamiento en el uso de la fuerza por parte de la policía, y es un escalamiento muy preocupante”, dijo Vélez.

Duque retiró la propuesta de reforma el 2 de mayo. Sin embargo, esto no detuvo las manifestaciones, que por la respuesta de la Fuerza Pública se vieron exacerbadas. El 6 de mayo se cumplen nueve días consecutivos de protestas.

“El descontento con el gobierno de Duque es acumulado. Las características que tienen estas protestas es que son muy variopintas. Si uno sale a la calle y le pregunta a 20 personas la razón por la que están protestando, va a obtener 20 respuestas distintas”, dijo Botero, quien no ve a ningún referente de la oposición al frente de estos sucesos. 

“La oposición está muy fragmentada en Colombia. Los partidos políticos están más atomizados que nunca. Estamos a un año de las elecciones para senadores y presidente y no hay ningún candidato que se perfile, ni en la derecha, ni en el centro, ni en la izquierda como un candidato que recoja [las voces del] descontento popular”, dijo. 

La izquierda, que en las encuestas de opinión lidera con el senador Gustavo Petro, se beneficia de crear un clima de presión sobre el gobierno de Duque, según Torrijos.

La Unión Europea y el Departamento de Estado de Estados Unidos, han condenado la violencia policial y pedido al gobierno colombiano que mida el uso de la fuerza contra los manifestantes. 

Estos sucesos han generado una oleada de reacciones por parte de artistas, deportistas e ‘influencers’ de América Latina y el mundo, quienes han usado sus plataformas para compartir lo que sucede en el país sudamericano. Tal ha sido el caso de músicos colombianos de alcance global como Shakira, Juanes y J Balvin.

Algunos ciudadanos se quejan de que el mandatario ha evitado condenar el uso de la violencia por parte de la Fuerza Pública.

“Lo que ha mostrado Duque es una gran torpeza, indolencia casi. Ha hecho múltiples alocuciones desde que empezaron las protestas y en ninguna de ellas ha manifestado pena o simpatía por las víctimas o las familias de las víctimas”, dijo Botero. 

“La polarización que hay en Colombia también lleva a que sectores grandes de la población, de la derecha, estén de acuerdo con el manejo que se le ha dado y no le ven valor a la protesta”, agregó.

Vélez dijo, “Duque habló de hacer una conversación nacional [diálogo]. Él ni siquiera aborda ni enmarca la discusión sobre ese tema fundamental, que es condenar los abusos de la Fuerza Pública. Es algo muy propio de su electorado y del partido que lo eligió [el Centro Democrático, que abandera la postura conocida como uribismo] ponerse del lado de la Fuerza Pública”.

Torrijos profundiza en el análisis de una protesta heterogénea: “No se puede caer en el error de pensar que se trata, en blanco y negro, de dos bloques, los opositores por una parte y el Estado por el otro”. 

Para el profesor, hay por lo menos cinco grandes grupos involucrados en las protestas: la fuerza del Estado; un primer grupo de manifestantes que está siendo estimulado por grupos armados organizados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que mantienen vínculos con la guerrilla y el narcotráfico y tienen nexos con el gobierno de Venezuela; un segundo grupo que ha aprovechado el contexto para hacer vandalismo; un tercer grupo de manifestantes pacíficos de oposición que están inconformes con el gobierno de Duque; y un grupo de ciudadanos que toman distancia de todos los anteriores y salen a la calle a defender los bienes públicos y la propiedad privada, incluso actuando en defensa de los policías.

“Si ha habido víctimas de la policía es porque algunos de esos policías, de manera individual y tomando en cuenta que la responsabilidad penal es exclusivamente individual, han hecho uso indebido de sus armas de dotación en contra de las órdenes impartidas, que consisten en que no se pueden usar armas de fuego [contra los manifestantes], sino armamento no letal”, dijo el profesor, al hacer referencia al decreto 003 del 5 de enero de este año.

Para quienes apoyan al presidente Duque, quien fue electo con el 54 por ciento de los votos en 2018, la fuerzas policiales han actuado en consonancia con los saqueos y actos de vandalismo que se han dado en el marco de las protestas. Consideran que la atención internacional no toma en cuenta los matices de la situación en un país muy golpeado por la violencia y el narcotráfico desde hace décadas. 

En cualquier caso, expertos como Botero y Torrijos no ven una salida de Duque del poder en el corto plazo. “Colombia se caracteriza por ser un país muy institucional. A pesar de todo, las formas siguen siendo muy importantes en el país y pese a la brutalidad policial y a la represión feroz y perversa que han vivido los manifestantes en estos días, no hay ningún llamado a que renuncie el presidente o a que se adelanten elecciones. No hay ninguna salida extra institucional que se considere, sino simplemente un rechazo categórico al manejo que le ha dado el gobierno a la protesta”, dijo Botero. 

“El presidente no se encuentra en una situación fácil. Al contrario, tanto política, como militar, como policialmente y también desde el punto de vista económico, él ha caído en su propia trampa de no haber sabido manejar las variables”, dijo Torrijos, y agregó que es muy complicado pensar que apelando a medidas restrictivas va a controlar la situación.

(Editado por Melanie Slone y Gabriela Alejandra Olmos)